No siempre estoy dispuesto a volar
ni a remedar mis taras
ni a besarte la boca
ni a dejar que olvides hacerlo.
No siempre la misma piedra tropieza conmigo
ni los idólatras
ni los abstemios y los bohemios
ni mis amigos y sus ombligos
ni tus piernas y mi éxtasis.
La ironía se aburrió de mi,
de ti
de todos...
porque no siempre llora esa vaca cuando se quema su leche
ni el pan y las golosinas
ni la nostalgia y la hemorragia
ni los caídos y los vendidos
ni tu espalda
ni mi semen y tus nalgas.
Sucede que hay veranos que se me hacen golondrina
lacónico y vulnerable
defectuoso y arrogante
lleno de íconos y cucharas
medio ángel se me cae la nuca
al medio cielo de tu falda.
Intento prevenirles que siempre hay pan duro para el hambre
cornisas y maniquíes
accidentes callejeros y silencio de hospital
cocaína y bailarinas
las manos frías del carnicero y los reclamos del portero
tu saliva sobre mi pecho
y esta torpeza mía
de gozar de buena salud en medio de tanto muerto.
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