lunes, 26 de abril de 2010

Retrospectiva


El perdón no tiene motivo en noches estériles

quien diría que la vieja brújula caducó en su camino,

no hay dolor que no busque el placer innato,

yo perdí el olfato de las sensaciones.

y aún parezca irreal sigo vivo

Persisto en mil intentos

coqueteo con la mediocridad y busco título a mi historia.

Sin embargo, el destino es frágil y mi voz no existe

porque los fantasmas sentimos pero sólo asustamos

Mientras tanto un reloj me dice que hacer

y sigo acostumbrado a dar un paso atrás

Pierdo jugando con la soledad

apuesto mis sentidos y mi razón transitoria.

Esa mesa no calcula la levedad de las palabras

esa hoja no comporta la blancura huidiza

en ningún poema cabe la ausencia de la ausencia muerta

el silencio en el silencio silencia.

sábado, 24 de abril de 2010

Ella, la que divaga en mis sonrisas

Nada mueve más que la nostalgia. Alejandría se llamaba; la escuché por primera vez en una conversación lejana, hablaba de amores, de rumores. Berlín iluminado de noche con sabor parisino y resaca barcelonesa, con aquellas plataformas cargueras esperando ansiosas levantarse. Así estuviste tú bajo la mesa, esperando entrar a mi habitación sin sueño. Habló durante unos minutos y calló, calló para siempre, calló como tumba, jamás volverá a hablarte ó a mi. Se va enojada enrojecida con su bolso rojo de mano recargada sobre su hombro.Nadie sabe si volverá, así se va cada noche y después, abruptamente, aparece detrás de mi puerta, esperando, siempre Alejandría como María Elena, Isabel o Fernanda… esperando por siempre esperando, esperándome a mi, esperándote a ti, nunca nadie para sostenerle el espejo mientras se pone los ojos en la mañana, la boca chueca, un reloj en lugar de su nariz, y regala la hora, los minutos, los segundos, a ti vagabundo de emociones. La pugna con sus pies la llevan por caminos sinuosos. Aunque siempre termina en tus brazos, por suerte.

jueves, 22 de abril de 2010

La maldición de la hormiga ciega



Primavera, jovencitas floreciendo en cualquier lugar,

quisiera a mil señoritas viendo poder tocar.

Tirantes y escotes que minan mis hormonas,

galantes lotes donde germinan feromonas.

Piernas triunfales, senos pronunciados,

cavernas animales de plenos pecados.

Princesas glamorosas, sedosas blusas,

traviesas esposas, caprichosas musas.

Caderas insinuantes, mujeres angelicales,

sinceras amantes, seres vestales.sonrisas delicadas,

labios carnosos,camisas ajustadas, sabios, vaporosos.

Esculturales, desafiantes, rocas prominentes,

proverbiales, elegantes, de bocas sugerentes.

Sensuales que mi corazón acelera,

tan vitales que mi razón desvela.

Quisiera tenerlas día y noche,

pudiera verlas, sentiría sin reproche.

Estar a su lado, permanentemente,

gozar nuestro pecado aun indecente.

Creo que la primavera es mi anhelo,

veo como fiera cada hembra en celo.

domingo, 18 de abril de 2010

Sin luz


Contrariamente a lo que el viejo Don había creído durante toda su vida, eso de morir no era malo en absoluto. Aparte de los momentos de dolor y de pánico que la preceden. La transición del mundo de los vivos al de los muertos no era más traumática que cuando uno se queda adormilado y se despierta después de una breve siesta. En realidad, en el instante mismo de ocurrir, sintió una cierta excitación que recordaba a la que sentía las mañanas de Navidad de su infancia. ¿Don? Dijo una voz. ¿Don Dennis? ¿Eres tú, Don? El individuo parpadeó y se frotó los ojos. La figura se parecía a una película romántica de terror, lo cual no dejaba de ser bastante desconcertante, pues él recordaba claramente haber sido uno de los que llevó el féretro en el funeral de un viejo amor hacía ya ocho años o quizás más. ¿Tienes que decir algo al respecto? No lo sé, si la oscuridad alimenta mis órganos podría atentar contra la decencia de mis sentimientos. ¡Pero ya no existen! Exclamó la voz tenue. Pues bien, digamos que si la tercera guerra empezara ahora. ¿Dónde tendría que morir? ¿Acaso existen municiones suficientes para hacerme revivir aquellas largas noches de crímenes imperfectos? No se tú pero yo cobarde he vuelto a ser…

viernes, 9 de abril de 2010

¿Cómo ser feliz todo el tiempo?





Como la historia que quise escribir anoche pero sin recordarla completamente. Mantuve el ánimo a tope para darme cuenta que la amnesia iba apoderándose de mis frecuentes insomnios. Ya ni la lluvia era capaz de otorgarme ese necesario aliento, reemplazo natural a esos viejos orgasmos femeninos, que tanto echaba de menos. Carpeta en mano y cigarrillos machacados a punto de romperse, por mis acrobacias hormonales. Me dirigí a la contienda noctámbula de esta jornada. Y otra vez, el ritual de un rey animal sin forma ni fondos, digo los económicos. Se alistaba para afrontar otra noche gloriosa, en ilusiones más no en gloria. ¿Sabría don Juan que vivir en Europa por estas épocas lo hubiera convertido en el lorna fracasado mas gay y lorna que pueda existir? Por suerte, la historia se escribió siempre en mejores momentos que los actuales. No debe extrañar la riqueza cultural y hasta sexual de nuestros viejos héroes. Hasta el síndrome del pacotillismo era capaz de coger una buena tajada de glamour, coraje, orgullo y sobretodo “buenos culos sabor a colonia, de esas que se aprietan con las bolitas que parecen huevos aunque negros pero con estilo” Pues esta noche no pintaba para mítica ni mucho menos. Habría que intentar ser el ciego más optimista para poder compartir un poco de disfrute entre las aves de rapiña que se asomarían aquella noche. Once con veintitrés minutos y el buffet empezó a desfilar ordenadamente, llenándose de las tentaciones más y menos apetitosas para el respetable y distinguido. Los rostros de impaciencia y angustia eran tan evidentes que ni las propias mujeres podían aguantar tal presión por parte de los futuros comensales. El verdugo de la noche ya había designado sus presas para el manjar de hoy. Era una decisión complicada, que dejaba a la plebe con opción a más de lo mismo y otra vez la misma rutina de infame mediocridad. ¿Don Juan hubiera aguantado tal paliza emocional? Como van los tiempos, es imposible poder dársela de aires principescos o elegantes. Ni siquiera Carlitos Way soportó esta humillación, por eso prefirió la muerte antes que dejarse herir en su dignidad. Por suerte, yo era un mediocre acomedido y cobarde tanto para lo bueno y quizás mas para lo malo. Me encontraba ante la oportunidad perfecta para demostrarles a los demás individuos que era un imbécil distinto. Un elegido entre la mierda para precisamente, ser lo más mierda y aplicado en el mierdismo. Un fuera de serie, capaz de enfrentarme al verdugo en una contienda de virilidad, drogas, sexo y demasiado alcohol. Adrián, tráeme el trece años de anoche con dos hielos y sin agua, por favor. Mientras a los lejos escuché un murmullo, ¿Es aquel el hijo de puta que se acostó con tu mujer? Si Paco, le romperé la cara al terminar la función. No te preocupes, entre todos le daremos una lección. Rayos y centellas, jugaba en terreno adverso. Por un lado, el verdugo y sus matones me amenazaban hasta con sus respiraciones. Y por otro, los mediocres infelices querían hacer mierda de mi mierda, por envidia o quizás mero placer. Era una reencarnación ínfima y vulgar del mejor de los don juanes que hubiera imaginado. El show empezó con fuerza, vaya movimientos y excitación descomunal que se vivía en aquella sala. Estábamos afrontando una batalla campal y el motín no iba saciar los respectivos apetitos criminales de los presentes. Por ende, o convertía mi estadía en algo ingenioso o terminaría siendo el postre de la noche. Empedernido Don, me dije. Es hora de mover tus carnes rumbo a otra estratosfera menos concurrida. Todo eso me decía hasta que de pronto entro ella. Sus plumas doradas y botones espejo, iluminaban el salón con su mas exquisito repertorio. Nadie lo imaginó hasta que sus ojos verdes color naturaleza, indicaban el destino de aquella jornada maldita. Era el inicio de la profecía menos deseada por todos. Era todo tan perfecto y maquiavélico que al compás de Bach, mis escalofríos se convertían en témpanos inmensos de hielo cobarde. Debo admitir que fue la mejor radiografía de mi personalidad, era un don nadie y aunque ya lo sabía, esta noche me proclamaba un don nadie incapaz de no ser “el” mejor mierda dentro de la peor mierda. Era momento de escapar antes que Frau Tentación me mirara, sin querer queriendo. Mientras me escabullía entre la maleza casi pornográfica de los presentes, me di cuenta que la dirección elegida era la incorrecta. Un olor a tabaco y perfume exageradamente caro me enganchó rápidamente, como el zorrillo animado. Ya no había marcha atrás, mi boca estaba entre sus largos tacones rojos y acababa de cruzar la frontera entre mi salvación y el infierno de sus provocaciones. No juegues con el Diablo, querido don. El diablo come candela y es capaz de convertirte en el falaz más feliz de la existencia. No había necesidad de cuidados, yo no era precisamente lúdico y sospechaba que estaba a punto de convertirme en un despiadado violador de demonios adictos a los cabellos rubios olvidados en los abrigos negros. Era mi destino, la fiel prueba de que mi castigo iba a ser tan placentero como el peso de mis pecados. Ya era invencible, los perros nocturnos y rabiosos no podrían morderme, antojados por mis buenas piernas, como su cena. Tenía inmunidad sexual y era un privilegiado entre los privilegiados. El verdugo era una inmunda y sucia cucaracha comparado a mi rango de prestigiosa virilidad. ¿Podría cumplir con mis funciones de elegido? Su piel era tan adictiva, que no osé en tocarla con vulgaridad. La noche ha comenzado.

viernes, 2 de abril de 2010

Sinfonía


Aún hay puntos altos desde los cuales mirar lo que la luz ha designado en la memoria como templos permanentes. Espacios sobre los cuales se redacta el largo testamento de lo que será un presente sin fisuras, intacto, casi como el violeta que incendia los territorios de la tarde. A dónde ir cuando el origen -este espacio de fuentes y vastas explanadas, calles donde niños que juegan no saben que se amarán hasta la muerte de los astros, en una época sin coordenadas dentro del naufragio nocturno- a dónde ir cuando la casa, donde se formuló el día que nos contempla, se convierte de pronto en el centro del exilio?





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