domingo, 28 de noviembre de 2010

No es ironía




El hombre y la mujer estaban borrachos de ginebra,

no hablaban

ni reían

ni lloraban, sólo bebían.

Fumaban y bebían

uno tras otro

cada trago

los hizo más transparentes

hasta que sólo quedó el humo.

Hubo cierta melancolía

en el mozo cuando dijo:

se fueron sin pagar otra vez, los fantasmas.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Colores






Tampoco la oscuridad incomprensible

ni el silencio casero son el peligro y el deseo

que amenaza la ilusión de noche. ¿De qué?

De que la noche

sea la inaceptable intimidad de una espera.

Como una respiración que tiene la fuerza

de acallarnos.

Pero no puede aumentar la cantidad de sosiego

tu mirada en mi memoria.

La beatitud de un recuerdo abre un desfiladero,

una luz para los “llamados” que como ovejas que se cuentan

vienen a saltar cada reproche, cada remordimiento,

cada valla pastoril del día.

Pero allí también te espera

y te confunde con brillo y opacidad la noche.

Mucho en ella tenías y el colmo fue

en el sueño este arco iris incompleto

dónde tu ausencia resaltó

un  profundo e inesperado

irreverente y dulce

nuevo color celestial.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Silencio




 
El enjambre sa ha divorciado de las armonías

los minúsculos aplausos que derrotaron segundos

son como un golpe de foto al espejo

o el puño enfurecido del borracho que trata de voltear la ilusión

del niño que viene a derrotarlo

espíritu traumado

devenir ordenado

azar ensimismado

causa múltiple de las desdichas y el amor

marca en el cuerpo

marca en la memoria en la palabra y en el choque

tiempo favorito

tiempo atrás

destiempo contratiempo

contraflor al resto

dónde triunfó el olvido.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Tiempo fuera




No hay un orden

cuya transparencia

se someta a nuestro juicio.

Lo pensado o lo impensado

lo abstracto o lo concreto

son formas manifiestas

de arribar a las desnudas

curvas del deseo.

Por eso, con el primitivo

asombro de quien no sabe

vemos más allá de las líneas

de fuga, y comprobamos

que la certeza es una gota

difusa que cae lentamente

en la plenitud

de dos cuerpos abandonados.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Fiebre



 
Mira bien al hombre,

en la oscuridad de su pupila

acecha un ojo de lobo abreviado y quieto,

sus manos trazan vuelos grotescos,

garras de fiera agazapada.

Él no padece soledades

aunque su lengua está atada al territorio del aullido,

él mutila las palabras, las vacía,

sólo elige hundir su dentellada,

insiste con dar muerte

porque allí radica su hambre y su dominio,

allí su verdadero ojo,

su convicción de lobo,

y su demente apetito

por tus infames sonrisas... 





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