sábado, 20 de noviembre de 2010

Colores






Tampoco la oscuridad incomprensible

ni el silencio casero son el peligro y el deseo

que amenaza la ilusión de noche. ¿De qué?

De que la noche

sea la inaceptable intimidad de una espera.

Como una respiración que tiene la fuerza

de acallarnos.

Pero no puede aumentar la cantidad de sosiego

tu mirada en mi memoria.

La beatitud de un recuerdo abre un desfiladero,

una luz para los “llamados” que como ovejas que se cuentan

vienen a saltar cada reproche, cada remordimiento,

cada valla pastoril del día.

Pero allí también te espera

y te confunde con brillo y opacidad la noche.

Mucho en ella tenías y el colmo fue

en el sueño este arco iris incompleto

dónde tu ausencia resaltó

un  profundo e inesperado

irreverente y dulce

nuevo color celestial.

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