sábado, 25 de junio de 2011

Sin luz...


Nuestra sombra

  se ha erguido y nos abarca.

El trasluz es opaco,

    vacilante.

    Habrá quienes confundan

  su trágica belleza con el miedo.

No es fácil recibir

a esa extranjera

  que nos alumbra y calla.

Para saberlo,

    valió la pena esta ardua tregua

del gris mayor

en órbitas llameantes.

El trofeo de huesos

tiene su cruz de guerra.

Anda dentro de mí,

ávidamente

pero sin

 que la angustia me socave,

dueño ya de mi pacto

con el fuego.

Desnudo,

  he descubierto

  que mi sombra no existe.

Soy el motivo sin respuesta

la imagen que el espejo ignora.


sábado, 18 de junio de 2011

Después de ti...



No hay sitio para los elefantes sin memoria.

  Ayer los expulsaron de la selva en presencia de monos y sapos.

¿Mañana alguien les impedirá la entrada a los bares?

  Yo integro esa manada hacia el horizonte sin luz

yo sigo a la hembra guía,

  cargo con la joroba de todas mis valijas sobre las

           cuatro patas del infierno.

Llegarán a destino –dijo un ciego

Los colmillos embisten telarañas de niebla.

 ¿Llegarán a destino?

  ladran viejas empalizadas que sucumben bajo mareas de carne.

Llegarán -dijo el diario de ayer.

Más la estampida cruza por suelos pantanosos

  y mi patria –la mía- es sólo esta manada de elefantes

cruel, feroz e insensata

        que ha extraviado su rumbo, como siempre.

que ha perdido la ilusión, como nunca.

¡Guarde celosamente la selva impenetrable!

Las bestias con sentido polulan por todo el lastre.

  Tambores y petardos, acompañan.

  Algo de todo el polvo que levantan, es mío.

Todo el peso y sabor de este elefante fue tuyo. 

miércoles, 8 de junio de 2011

Falacia


Para todo sueño,

  los atardeceres dan a la tarde

una luz aparente

que no puedo resolver;

es que a fuerza de salar el manuscrito

crecen la certeza y la demora

y por delicadeza pierdo la vida.

Más de lo que tú sabes

he insistido

con golpes en el agua,

y es más de lo que puedo

el tamaño de las cosas.

Fracasado en lo que no es:

en olvidar un rostro,

en el azar de las calmas,

de un afán silencioso,

suelo llegar cansado a la violencia.

Más de lo que tú sabes

he insistido

y dejo para mí

la ceniza breve de tus ojos

el azúcar, piedra que no cesa

y la omnímoda memoria de las estrellas

que me olvidaron junto a ese verbo que ya no brilla...

jueves, 2 de junio de 2011

Climax



Qué ironía el principio letal

del lenguaje,

él encuentra puesto

en el sustantivo de tu perfil

acabado

ideal y primitivo,

análogo al árbol

que pretende andar

entre el fuego y el aire

y que en la decantación

del verbo

olvida el carácter del desorden.

El placer extravió el descaro

La luz derrite

Te derrite 

Me asfixia 

Te consumes en la sonrisa de saber que quizás se pudo.

El perdón no existe.

Y mi anatomía quiere romper

la página

del lugar que te debo.

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