Qué ironía el principio letal
del lenguaje,
él encuentra puesto
en el sustantivo de tu perfil
acabado
ideal y primitivo,
análogo al árbol
que pretende andar
entre el fuego y el aire
y que en la decantación
del verbo
olvida el carácter del desorden.
El placer extravió el descaro
La luz derrite
Te derrite
Me asfixia
Te consumes en la sonrisa de saber que quizás se pudo.
El perdón no existe.
Y mi anatomía quiere romper
la página
del lugar que te debo.
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