jueves, 18 de febrero de 2010

Ser el preferido de todos es una vulgaridad


Así fue como desperté aquella noche de insomnio provocado. Las retinas de mis ofuscados instrumentos visuales no podían ser capaces de combatir una decepcionante verdad, aunque falaz, pero verdad al fin y al cabo. El sexo no contribuye, quizás si lo tomamos como antídoto a nuestras taras emocionales, o lo que es peor, a una vida insensata llena de vacíos demenciales. Sin embargo, no soy un individuo mediocre que teclea "search - happiness" en su vida cotidiana, tampoco he de ser de aquellos que piensan que los finales felices expresan los anhelos del público, un público cada de vez más retorcido e incrédulo ante este "producto" sentimental. Así pues, empieza mi historia de hoy, una historia envuelta por los temores del ayer, culpados por un futuro ciego, fragante y débil. Nadie podría imaginar que los embates de la vida resultarían ser mas apetecibles y dieran el necesario condimento a una monotonía cada vez menos insultante. Y la chica continuaba esperando su turno, los días se acortaban conforme se terminaba la batería de mi móvil. Cada vez faltaba menos para el encuentro setencientos treinta y ocho ante una cara nueva, llena de incógnitas y sabores que resolver hasta la gula. Ya no era cuatro de diciembre, si quiera podíamos gozar un ápice de una noche de fortuna tan espléndida como aquella. La suerte estaba en la vieja ruleta, vil y sorpresiva con todos sus perversos espectadores, miéntras tanto yo esperaba mi ansiado momento. Aquel instante ya tenía hora definida en mi reloj ausente y por lo tanto era preciso preguntarme ¿Adónde vas a llegar esmerado e intrépido don amigo, mi don? Era el azar de todas las noches forasteras marcadas con la misma marca, valga la redundancia, con la misma profecía de ojos color cielo, alma rosa de infinitos placeres y un: "Sí claro, cuando quieras" tan despiadado y excitante. Era todo como lo había imaginado, una noche con mil respuestas y sin necesidad de alguna vulgar pregunta. La exquisitez en su esencia mas pura y morbosa, era mi labia de copas, miradas aplastantes, sonrisas sin rosas y yo. Qué mejor preludio para 6 horas de infinita mentira ¿Alguién te creería mi viejo amigo? La verdad es que siempre sales airoso en circunstancias tan anormales como ésta. Es hora del ataque, la primera piedra nunca la tiraría una cristiano sino un pagano como tú. Mírala, el dolor le satisface y responde con el mejor de sus cruces de extremidades, la faena promete muchos contusos de heridas placenteras. ¿Qué pensaría aquella colorida personaje? No esperaban que fueras tan cierto como lo habían contado aquellas leyendas virtuales. Estás fichado por la tribu de los cabellos dorados, ya no tienes escapatoria en el laberinto que tú mismo creaste. Te acorralaron amigo mío, quizás dejaste muchas huellas en tu muestras a de amoríos insensatos, ¿No lo crees? Es posible que no, tu terquedad siempre fue tu mejor arma para no caer en la locura. Tu mejor droga eres tú y tus "yo" que buscas cada noche en los lugares más estrepitosos, glándulas mamarias color rosa de figura egipcia y calor infernal. El sabor te derrite y sabes que tu víctima te ha hecho vicitimario, pero todo ha salido tal como lo no planeaste, es que nunca tienes plan... Sigues inmerso en tu política de espontaneidad y te encanta. La fiesta ha acabado o como tu dirías "when the music is over" porque la mañana acecha y los olores de una ciudad resaqueada te invitan a retornar a tus aposentos. Cometido el fin, las ganas necesitan tomar una recarga para encontrar otra combatiente, físicamente inteligente y digna de tus valentías tan cobardes. Hasta mañana, mi Camarada!!!



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