Cuando noche pensé en que la oscuridad no podía tener un sabor aún mas lúgubre. Desperté de la pesadilla mas hermosa vivida por mi hasta ese momento. Era una despertar no común, como cuando sabes que el sabor de un beso no te deja el mal aliento del remordimiento, o cuando la infidelidad posee más acidez que dulzura en su apetitosa consistencia. Un dilema sin respuesta por supuesto, que solo los mediocres podrán resolver sin mayor problema. Y sin embargo, la vida permanecía inquieta e inerte por instantes. Sensaciones que buscaban un porque a tanta sed no saciada por culpa de la brújula desperdiciada. ¿Hacía falta perder tantas hormonas en vestidos con relleno sugerente? No lo supe hasta hoy... Y el perro del invierno catalán dentelleaba mi sonrisa. Fue en el puente de las calles que se cruzaban. Yo esperaba desnudo y llevaba un sombrero con flores que arrastraba a mi fututo cadáver también desnudo y con un sombrero de hojas secas. He tenido muchos amores - dije - pero el más hermoso fue mi amor por los espejos que me enseñaron a no aprender lo que es el amor.
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