miércoles, 13 de abril de 2011

Perverseando





No siempre estoy dispuesto a volar

ni a remendar mis medias

ni a besarte la boca

ni a dejar que olvides hacerlo.

No siempre la misma piedra tropieza conmigo

ni los idólatras

ni los abstemios y los bohemios

ni mis amigos y sus ombligos

ni tus piernas y mi sudor.

Porque no siempre llora esa vaca cuando se quema su leche

ni el pan y las panaderas

ni la nostalgia y la hemorragia

ni los caídos y los vendidos

ni tu espalda

ni mi semen y tus nalgas.

Sucede que hay veranos que se me hacen golondrina

lacónico y vulnerable

defectuoso y arrogante

lleno de íconos y cucharas

medio ángel se me cae la nuca

al medio cielo de tu falda.

Intento prevenirles que siempre hay pan duro para el hambre

cornisas y maniquíes

accidentes callejeros y silencio de hospital

cocaína y bailarinas

las manos frías del carnicero y los reclamos del portero

tu saliva sobre mi pecho

el temblor de un gran final

y esta torpeza mía

de gozar de buena salud en medio de tanto muerto.

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