Hay noches en las que me encuentro buscando mi propia voz
bajo las sucias patas de la silla,
escondido como el patán de telenovelas,
la vida me devuelve en anzuelos contra mi garganta
y amanezco mudo e intratable.
Me dan ganas
de hundir la cabeza en un libro
a espaldas de ella reírme,
jugar a los fantasmas solitarios,
de vaciar los ojos en medio de la calle
como quien tira la basura.
De enterrar un cigarrillo en la nieve,
y mentirle a la ironía
como os cubos de hielo nadando sobre mi sangre marrón
para distraerme en largos sin encuentros
mientras te recuerdo...
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