El lápiz
no puede cambiar
la memoria,
repite y repite
el cuento que contaban tus deseos
sentado en el futuro.
Nos contaban
con los ojos puestos en el bastón,
en la experiencia de los sin suerte.
Hoy esperas
hombre
encadenado a tu sombra
los dibujos de su piel
en tu piel.
Nadie se acuerda del cantante
cuando la música ha terminado.
Nadie se acordará de nosotros
ni el mundo
ni el olvido.
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