yo escucho,
ocupo mi lugar,
pero en el interior de esta turbia costumbre
la consecuencia y medida de mi palabra
permanecen oscuras,
lejos del rostro exterior
y del sonido.
Mi próxima voz y movimiento,
calma o violencia en esta noche,
nacen de un largo fuego que recibo.
El conocimiento de mi fuerza
huye en el aire
o como una fugaz forma de agua
que la tierra consume.
El tiempo se esfuma
las palabras se autocondenan
y aún no poseo un reloj
ni vergüenza que me recuerde
los pecados que me hicieron dios.
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