Hay gritos que en silencio claman paciencia.
Perdones inconclusos sometidos al recuerdo.
Melodías como oír la eterna convocatoria
un llamado clama otro llamado
un desgarro de campanas soltando sus badajos al viento.
Y nos unimos desde allí.
Donde dos pájaros tienden lazos de sangre en la intrepidez de la mañana
donde las serpientes sabotean la inocencia.
ahí donde el camino perdió la brújula del sentimiento.
Uno inicia la dimensión de la luz
y atraviesa los telones negros de los sueños del amanecer.
El otro desaparece en un eclipse de astros ocultos
Como un panorama frecuente en la oscuridad.
Entonces cavamos nuestros silencios en un gesto pueril
En el asombro del interrogar de dos pájaros diferentes
Como un encuentro de llamados
predestinado al olvido
condenado a perder.
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