Vientos del Este frío
que corren inflamados de suspiros incólumes.
Vientos que juegan con tu pelo dorado
como los avioncitos de papel
frágiles e impredecibles
que vuelan con ilusión en vez de combustible, vientos.
Corrientes violentas que levantan las arenas
ánimas impolutas de nuestra sombra
y que te pican los ojos color tristeza
mientras ríes mirando la alegría de las estrellas
Estrellas, ese Laberinto de luces gigantes y brillosas.
Infinitas,
como las sonrisas que me prestaste noche a noche
como los ojos tuyos que alumbran la oscuridad
de frágil y dulce incandescencia.
Estrella dolorosa que no se conforma con la paz o con la guerra
Luminosa como las caricias que te asesinan
entre la mordedura de tus labios y el gemido perverso que te dibuja.
La tormenta nos deja y con ella el porvenir de tu sutileza
No sé dónde estás ni porque existes
Pregunto por preguntar porque la intriga me alimenta.
Vientos del Este que se van sin pedir permiso
mientras tú corres porque no sabes andar
y te corres porque es tu lema.
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