sábado, 8 de enero de 2011

Crimen



Espías la ternura

de la sangre,

que se manifiesta

en deseos.

Deberías lamer la triste sangre

con tu lengua de perra pecadora.

La noche mezquina e inquieta

se persigna ante una jornada de indecencias,

huyen los sermones

de la sangre quebrantada.

Los ojos desconocen,

lo desnudo de la muerte.

Aparece mezclada en

lágrimas

sudores.

Creo saber

que no vuelves

con tu deseo fúnebre.

Absorta la sangre

Desvela que ya casi, te has muerto,

He visto tu cadáver

cabalgar en sueños.

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