jueves, 16 de febrero de 2012

Esclavitud



Atento, es el lema laboral 

en el inframundo de mis sentimientos.

Fuerte e incesante,

aquel agremiado masoquista,

 desposeído de un pago corriente,

sucumbe en su deber adeudando misterios.

Veintitrés horas con cincuenta y nueva minutos

¡Mi Lady!

Para servirle en todo momento.

Estar, 

estamos,

le ocupamos todo el día al día;

trabajo todo el tiempo en el amarse nuestro,

no se da tregua esto de dar y tomar.

Vida, por donde se la mire, vea;

vida y presente y fragor y no cesar.

Que no se le ocurra descubrirnos

a la jefa del tiempo,

ni bajar el pulgar ni cantar suficiente.

Y si nos ocultamos,

si escondemos el fueguecito de nosotros

y decimos: ¿“no están, salieron”?

¡Veinticuatros horas cumplidas!

Llegó el minuto de alivio,

en este proletariado infierno.

Huelga exquisita,

revolución de cantina,

y por fin ríe aquel utopista,

mendigo de sueños.

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