El hombre y la mujer estaban borrachos de ginebra,
no hablaban
ni reían
ni lloraban, sólo bebían.
Fumaban y bebían
uno tras otro
cada trago
los hizo más transparentes
hasta que sólo quedó el humo.
Hubo cierta melancolía
en el mozo cuando dijo:
se fueron sin pagar otra vez, los fantasmas.
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