Atrás quedaron los dos enfermos
los ajustados broches de boda
la ciudad de fantasmas que conocen bien el pasado
sus cementerios
su cólera injustificable.
El viaje debe hacerse semejante a una revolución
ardientes los impensados roces
fría la cobertura del lagarto
oscuro el baúl de los sentimientos.
Nadie en tal instancia
lleva fotos en la valija
esqueletos familiares
frasquitos de veneno por si acaso.
Nunca deberán ser nombrados
los días sedentarios
la bondad a manos llenas
ni las hermosas y discretas mentiras.
Tan parecida a sí misma
asoma el extraño
y ella refleja su más profunda rareza.
El momento exige ciertas transformaciones
las libélulas son ángeles confitados
que sin tu luz han perdido el camino.
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