Estas cadenas rotas
encrucijada en el ojal del cuerpo
pasadizo al interior del crepúsculo
un sendero,
callejón del alba,
arena donde acechan los gladiadores.
Función trágica del rojo cobre
artesano en los siglos humanos
insolencia de una razón fragmentada
que eleva los aullidos de la tierra.
Y pensar que fui un niño lanzado
a poblar el desierto de tu amor
en batallas de toboganes
mirando por la ventana de los pájaros
pájaros abandonados
en los resquicios del nido
tirados como cría para volar el aire
para llenar el viento a manotazos,
sueños donde se afianza el espacio,
sostenidos como magos
con sus destellos e ilusiones para la tierra,
en un equilibrio que es fugaz
que agoniza en la conciencia
que se despide sin un adiós
que se ahuyenta sin un miedo
que juega con mi sutil alegría alérgica al sarcasmo del dolor
que concluye mil historias sin un final
convirtiéndo tu rostro en mi eterna adicción...
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