de la sangre,
que se manifiesta
en deseos.
Deberías lamer la triste sangre
con tu lengua de perra pecadora.
La noche mezquina e inquieta
se persigna ante una jornada de indecencias,
huyen los sermones
de la sangre quebrantada.
Los ojos desconocen,
lo desnudo de la muerte.
Aparece mezclada en
lágrimas
sudores.
Creo saber
que no vuelves
con tu deseo fúnebre.
Absorta la sangre
Desvela que ya casi, te has muerto,
He visto tu cadáver
cabalgar en sueños.
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